jueves, 26 de abril de 2012

En defensa de la Tauromaquia

Nuestro Debate Taurino vincula jóvenes y adultos alrededor de una temática controversial. Por ello, en ésta ocasión el Señor Pablo Guerrero nos comparte su aporte, destacando que el mismo fue  enviado semanas atrás al Periódico El País. Agradecemos al autor y los motivamos a que se animen a escribir sobre un tema que genera amores y desamores. 



 Un espectáculo alrededor de la vida
Por: Pablo Guerrero C

“Muy probablemente la muerte es la mejor invención de la vida.” O también: “Recordar que van a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que tienen algo que perder. Así no hay ninguna razón para no seguir a su corazón.” Son frases de Steve Jobs en su famoso discurso de Stanford. Dramáticamente simples para evidenciar que es la muerte la que le da el sentido a la vida. Es saber que nos vamos a morir lo que nos hace soñar, luchar, crear e incluso hasta tratar de trascender. Es la muerte la que nos hace vivir.

El máximo nivel de este sentido de la vida es precisamente cuando se llega al punto de arriesgar la vida o incluso ofrecerla por aquello que valió nuestra existencia. Nada mas fuerte, nada mas puro, nada mas libre, nada mas sublime que ese sentido de la vida que fue capaz de llegar hasta la muerte. Ese astronauta que arriesgó por conquistar la luna, ese bombero que ofrendó su vida salvando una persona o ese militar que murió defendiendo su patria. No pudieron vivir mas.  Es que mas vida que esa no se puede. Son las personas que han dado todo las que han marcado la diferencia en múltiples campos como la ciencia, el arte, la literatura, la música y demás.

En el arte si que es cierto.  Es maravilloso pararse ante un Picasso. El arte de los que vivieron a plenitud llega al alma. Murió hace años y sigue vivo.  Lo mismo pasa con muchos: Mozart, Beethoven, Velazquez, Queen, ABBA, y demás. Sin embargo, en ninguna de las artes esta tan presente este sentido de la vida como en la tauromaquia.

Empezando porque es arte que se crea entre dos y por eso requiere una relación especial.  Esa relación de toro y torero difícil de entender pero tan real. Esa relación en donde ambos saben que existen únicamente gracias a las corridas de toros. Esa relación en la cuál ambos están dispuestos a morir y sin embargo, no son enemigos. Son cómplices y entre los dos se han puesto de acuerdo para crear esa obra de arte por la cuál valió la pena su existencia.

Solo con esta relación se puede crear arte arriesgando la vida. Solo así desaparece el miedo y se puede torear tan despacio y tan lindo.  Solo así llegan esas faenas en donde toro y torero parecen bailando acompasados en una armonía que hace llorar de emoción. Es tan bello y tan suave lo que están creando juntos que a la violencia le da pena presentarse y el peligro no aparece. Se siente tanto la vida que a nadie le importa estar cerca de la muerte. Ningún arte mas real. Es un espectáculo alrededor de la vida.

Y en donde más claro el sentido de la vida sino en una faena. Una faena que en menos de 20 minutos ya no existe.  Se acabó y no vuelve nunca más. He ahí el grado sumo de su valor. Esa obra que crearon Manzanares y aquel toro de Ernesto González, esa belleza de faena inolvidable ya no está. Como diría la propaganda, Un Picasso vale 5 millones de dólares, un disco de Juanes en itunes vale $20,000, pero haber estado en Cañaveralejo ese 2 de enero de 1986, no tiene precio.

Una pena lo que está viviendo la tauromaquia en la actualidad. Una pena que la política juegue con algo que debería ser patrimonio cultural de la humanidad. Que fácil es agitar esa bandera de la protección de los animales para en realidad truncar esa libertad, esa capacidad de crear y de sentir que es la verdadera vida. Duele pensar que estos movimientos por acabar la tauromaquia terminen por extinguir una especie de toros hermosos que únicamente existen por las corridas. Confiemos en que al final triunfe la vida.

Artículo Antitaurino


Un artículo que posee un nuevo enfoque acerca de la Tauromaquia y su relación con el Medio Ambiente. Esperamos sus comentarios.

Lucha antitaurina: Otra forma de desvirtuar la verdadera lucha ambiental que necesitamos


La Fiesta Brava no es un símbolo de bondad del ser humano, es una expresión de la violencia natural que hay en nosotros, sin embargo, ésta misma lucha le hace más daño a la verdadera lucha ambiental que debemos emprender. La primera, simplemente hace sentir bien a aquellos que toman su bandera, les quita el peso de asesinar la vida de nuestro planeta a muchos. Mientras que otros, después de una ridícula marcha, se sienten bien, como si contribuyeran con nuestro entorno natural. Garrafal error, esto solo es un sofisma de distracción (Como lo fue en su época la sexualidad de los ángeles), que aparta nuestra fuerza de lucha de los verdaderos problemas (En este caso hablemos solo de los ambientales) contra los que si hay que pelear.

No recuerdo cuando fue la última vez que salieron los jóvenes colombianos a protestar por la explotación del Coltán en el áfrica (Una guerra que ha costado miles de vidas humanas y en la que la extracción en el Congo, depende 100% de la esclavitud; una guerra que ha costado millones de hectáreas de selva, cientos de ríos contaminados y solo Dios sabrá que más atrocidades), material del que se obtiene el tantalio que sirve para hacer los condensadores que se utilizan para construir los computadores y móviles que en este momento están usando para leer este mensaje.

Pero es cierto,  no vayamos tan lejos. ¿Cuándo fue la última marcha en las ciudades contra la explotación del oro? ¿Sabían que el oro que ya fue extraído por la humanidad es suficiente para suplir la necesidad durante mas de mil años?... Claro, se extrae oro para suplir una necesidad que realmente no existe: Una fundada en joyas y lujos. Continuando, ¿Sabían que para extraer el oro, es necesario utilizar cianuro entre otras sustancias nocivas para la vida y que éstas por obligación tienen que ir a los ríos cercanos a la mina?, ¿Cuándo fue la última vez que evitaste que tu o tu familia compraran oro? Bueno, para aquellos que ven la tortura como el problema (Entre los que se cuentan muchos estudiantes de Ciencias Naturales), también me gustaría saber ¿Cuándo fue la última marcha en contra de las disecciones de sapos u otros animales vivos en la facultad de biología más cercana a ustedes? O mejor aún ¿Cuándo fue la última marcha en contra de las empresas de fumigación?, ¿Acaso es más valiosa la vida de un toro porque es más grande que un ratón?.

No podemos negar que la tauromaquia suple la necesidad de diversión de muchos seres humanos. ¿Por qué satisfacer la necesidad de curiosidad es superior a satisfacer la necesidad de diversión?. No me gusta la tauromaquia, no vengan los taurófilos a hablar de no a la violencia, amo la vida en cualquiera de sus hermosas expresiones y lo que hace ésta causa es apartar el capital intelectual y de lucha de las personas en torno a la verdaderas razones que amenazan la vida sobre la tierra.

Por eso les digo, ¡VIVAN LOS ARRECIFES DE CORAL!, ¡VIVAN LAS SELVAS Y LAS MONTAÑAS!, ¡VIVAN NUESTROS MARES Y OCÉANOS!, ¡NO A LA PESCA INDUSTRIAL!, ¡NO MAS SELVA DE CEMENTO!. Si realmente quieren colaborar van a tener que esforzarse más, salvar al planeta no solo es salir un domingo a amargarle la vida a las clases sociales en el poder. Salvar al planeta es SER LA GENTE DE LA CONSERVACIÓN. 

Felipe Alejandro Rincón Méndez.
Ingeniero Electrónico. Especialista en Bioingeniería
Docente Universitario - Universidad Militar Nueva Granada


Opinión sobre la columna "A Favor De La fiesta brava"


El Estudiante de Ciencia Política y Filosofía Luis Felipe Barrera Narváez nos ha enviado el siguiente artículo en respuesta al texto "A Favor de la Fiesta Brava" escrito por la estudiante de Derecho Nathalia Zuñiga y el cual fue difundido también por este medio. Agradeciéndole al autor y de acuerdo a su solicitud, nos permitimos publicarlo con el fin de nutrir el debate. 

Opinión sobre la columna "A Favor De La fiesta brava"

Primero, debo confesar que me siento complacido por este espacio de expresión, abierto a todos los jóvenes que estén interesados en alzar su voz y promover el flujo de opiniones en un espacio democrático. ¡Enhorabuena por la iniciativa!

No me considero taurino o anti taurino. Nunca me he puesto esas camisetas. Pese a ello, voy a expresar mi opinión al respecto, porque es uno de esos debates que por su sensibilidad, suelen irritar las pasiones y enturbiar los argumentos de unos y otros. 

La autora del texto “A favor de la fiesta brava” expresa cierto agotamiento y frustración porque las acusaciones contra los amantes de la tauromaquia le saben a injusticia. Los reproches son lanzados por una sociedad "vociferante" y a la que le encanta señalar con el dedo índice (el justiciero, el mismo con el que se aprieta el gatillo) a aquél acto que ella denomina "la más fiel representación de la vida y de la muerte". 

Estamos desacuerdo en que el debate sobre la tauromaquia no debería ser la prioridad en una sociedad como la nuestra. Prioridades dentro de la opinión pública deberían ser la pobreza, la desigualdad, la ausencia de educación y cultura para nuestros jóvenes, la corrupción y la crisis de representatividad política, la pobre participación política de nuestros ciudadanos, entre otros temas que lastiman hondamente a nuestra democracia. Lo idóneo sería que, en caso de que se hable de estas prioridades acerca del desarrollo humano, se hable sin amarillismo, sin superficialidad o incontenibles sesgos políticos. Absurdo que se siga hablando del escándalo de las prostitutas y los agentes del servicio secreto. Sencillamente son pendejadas. Pero esos son nuestros medios. En este punto estamos en el mismo bando. 

Ahora bien, cuando la autora afirma que la fiesta brava constituye una representación de la vida y de la muerte, ahí ya algo deja de sonarme a melodía. ¿Es este espectáculo una re - presentación o realmente es una presentación a secas de la vida y de la muerte? La vida y la muerte del toro se entiende, y en algunas dolorosas ocasiones del torero. En la "fiesta brava" no hay una mediación entre el hecho en sí de la muerte y la vida del toro o torero, y otra puesta en escena que vuelva a presentar, como un actor que re-presenta a Don Juan en la comedia de Moliere sin ser él mismo Don Juan. Representación de la vida y la muerte sería un lienzo de algún pintor virtuoso que simbolice a estos estados o ideas que agobian a la humanidad. Si al toro no lo mataran, si acaso solo re-presentaran a la muerte en sí, sí admitiría que es una representación. Pero esto no es lo que sucede y, según entiendo casi siempre, la muerte del toro es una realidad contundente. De aquí que considere que no sea una representación de la vida y la muerte, como se dice, sino una brutal y palmaria exhibición de la vida y la muerte. Si simularan matar al toro y en realidad no lo mataran, concedería que es una representación. 

Luego, la autora del texto exige un interlocutor “competente” en la materia. ¿Qué necesita? ¿Alguien que ame a la fiesta brava igual que ella? O a alguien más docto, ¿Un filósofo moral o un esteta? ¿Un biólogo evolucionista? ¿Un veterinario especializado en bovinos?  Con el argumento de la incompetencia del interlocutor se lo pretende deslegitimar inútilmente, como cuando un experto en unicornios o hadas madrinas se niega a debatir porque no hay un par como él, con estudios pos doctorales en mundos imaginarios.  Es el gemido adolescente del “nadie me entiende”.  “No se ama lo que no se comprende” dice. Muy teológico el asunto.  Y aparte de eso, la autora “compadece” a los anti taurinos. Reitero, ¡qué virtudes teologales tiene para sentir lástima o pena por la desgracia y el sufrimiento ajeno! Bienaventurados, los han sido iluminados por los rayos celestiales del evangelio taurófilo. A quien escribe el texto de seguro sí le iluminaron. Bendita. 

Si es de complacerse por la lucha por “sobrevivir”, es mejor verse un documental de National Geographic, leer libros de historia natural acerca de la evolución de las especies y comprender que la guerra por la supervivencia es más antigua que el mismo hombre; puede sumergirse en los relatos de náufragos, como la deliciosa novela Robinson Crusoe de Daniel de Foe, que vea las series “Born Survivor” o LOST, ojee los relatos de los secuestrados de las FARC, en fin, puede recurrir a una infinidad de posibilidades moralmente más altas que recrearse ante el derramamiento de sangre público de un animal. La fragilidad del ser humano se ve todos los días en todos los escenarios. Errores, guerras, enfermedades, etc. Es tan frágil que para mostrarse valiente se enfrenta a otro animal… Y aplauden. 

Sobre el carácter artístico no me extenderé. De lo poco que sé de la historia del arte y la estética,  sé que para la posmodernidad casi cualquier expresión humana puede contemplarse a partir de su contenido sensible como arte. La danza del torero y el juego de manos con el capote es, a todas luces, una bella labor. Lo es también defecar en latas y regalarlas, o arrastrar un bloque de hielo por las calles comunicando un mensaje implícito sobre la forma en que se diluye nuestra vida mientras la llevamos a cuestas. Distinto era para los modernos, cuando el arte era más elevado y estaba expresado en las obras que reposan en los museos. El artista era un ser alumbrado y casi divino. Hoy, arte es cualquier cosa. 

La tradición taurina así como muchas se lleva en la sangre. Ser hincha del América o del Cali también. Antes se definía “por sangre” la pertenencia a un partido político. El destino de una nación también. El emperador era el “dominus mundi” por sangre heredada de sus predecesores. Y por la derramada en su nombre también.  Afortunadamente hoy los alcohólicos no definen su amor por el licor porque venga heredado (aunque suele pasar y aunque lo lleven en la sangre). Por el hecho de que algo sea una tradición no debe considerarse que sea conveniente  para la sociedad. El racismo y el machismo también eran tradiciones, y no creo que alguien sensato las reivindique porque “siempre ha sido así”. 

La conversión de la autora remarca el carácter teológico de este debate, no es cuento mío. Ella afirma que cambió de postura, se convirtió en taurófila cuando caminaba por el sendero de la herejía a sus tiernos ocho añitos. Sencillamente no creía.  Ella se convirtió, sí. Pero nada de lo que la llevó a cambiarse de bando, de anti taurina a amante de los toros, puede permitirle a otros acreditar su conversión. Mucho menos seguirla. Sencillamente pasó. Punto. Bien por ella. Un amigo mío cree que el fin del mundo está cerca y que el presidente Obama es un marciano encubierto. Lo envidio. 

Las tradiciones por más que reivindiquen las creencias de muchos (como el racismo en el Aparheid sudafricano) no implican necesariamente que beneficien o sean moralmente deseables para una colectividad. Hay tradiciones bárbaras para nuestro esquema mental y que gradualmente fueron derribadas. Quedarán en los anaqueles de la historia (ojalá), la tortura, el racismo, el machismo, La Inquisición, la pena de muerte, algunas monarquías despóticas, la esclavitud, entre otras prácticas tradicionales. 

Que perdure la fiesta brava porque el toro de lidia se puede extinguir si se termina con la fiesta, es una falacia. Que lo etiqueten como especie protegida, lo lleven a zoológicos o a una reserva natural para que nuestros hijos los puedan seguir apreciando con toda su corpulencia y pujanza. Así perdurará por los siglos de los siglos. Sobre la suerte del torero que, supuestamente está en manos del toro, lo dudo. No creo que el hombrecillo luminoso sea carne de cañón porque lo obliguen como a los gladiadores de la antigua Roma para expiar sus culpas. La suerte del torero está en sus manos, como la de todos los seres humanos serenos y prudentes. Querer demostrar el valor frente a una animal es, sencillamente, no tener mucho por lo que verdaderamente valorarse. O en su defecto, creer que se es valiente porque un hombre se burla de la fuerza de la naturaleza es tener una versión empobrecida y oxidada del valor. 

Acepto este concepto de valor para la prehistoria, la revolución agrícola y la edad clásica. ¿Pero dárselas en pleno siglo XXI de Hércules (quien mató a varios leones con sus manos según cuenta la mitología) porque se melea a un toro con un mantel rojo? Valiente quien libera a un pueblo de la ignorancia y la esclavitud con su vida y obra. 

Al final del texto la autora se desespera y se esconde detrás de su dogma. Reafirma que su creencia es “indiscutible” y que ninguna razón “hipócrita” y “amoral” de los anti taurinos la hará cambiar de parecer. El creyente acorralado que ve flaquear su fe también huye desesperado y aprieta los puños, calientes y llenos de sangre. Sencillamente ella porfiada “no cambia de opinión”. Al final del texto sucumbió el hilo sereno del argumento en el embravecido mar de las pasiones y las creencias extremas. 

Cuando observo esto en un anti taurino, es decir, valores duros y conservadores, un tufillo de intransigencia y superioridad, y que sucumben con facilidad al imperio de sus pasiones, es cuando dejo a un lado la camisa de los taurinos. Sencillamente considero que esa tradición es desagradable y retrógrada por el deplorable espectáculo alrededor de la muerte y el sufrimiento animal, ubicando al hombre como señor que puede disponer de las demás especies como le plazca según su minúscula concepción del honor, (así digan que el rey es el toro y como los malos reyes muera decapitado ahogado en su propia sangre). Y si este ensangrentado espectáculo lo ven niños, peor aún. La fiesta brava es sórdida y brutal, como los combates de los gladiadores en la antigua Roma, donde el dolor y la violencia se convertían en una mística que excitaba hasta la depravación a sus espectadores. 

Pese a todo lo anterior, considero que este penoso espectáculo debe extinguirse por el simple efecto de que nadie asista a las corridas o porque la misma ciudadanía en un acto democrático decida eliminarlo. A los taurinos les reconozco la visión estética que tienen sobre la fiesta brava. Al fin y al cabo una concepción estética y mística puede derivarse de casi cualquier vivencia inclusive de la guerra o el fútbol.  Sin embargo, esto no es suficiente para aceptar como conveniente para una sociedad democrática, una práctica que se funda sobre la muerte y el sufrimiento animal. 

Luis Felipe Barrera Narváez
Delegado estudiantil
Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales
banalufe@hotmail.com
Ciencia Política y Filosofía

miércoles, 25 de abril de 2012

Artículo para Discusión

El siguiente texto fue escrito por Nathalia Zuñiga Garzón estudiante de II Semestre de Derecho de la Pontificia Universidad Javeriana Cali. Sin lugar a dudas un escrito bien elaborado donde la autora expone sus argumentos en favor de la Fiesta Brava. Esperamos sea de su agrado y discusión. 

Agradeciendo a la estudiante su interés, motivamos a otros alumnos de colegios y universidades, así como también a la comunidad caleña, a que nos brinden más aportes que enriquezcan la discusión y el Debate Taurino programado. 

A FAVOR DE LA FIESTA BRAVA

Discutir sobre la fiesta brava para un taurino llega a ser desgastante y frustrante en muchas ocasiones. Simplemente, en una sociedad más preocupada por lanzar juzgantes vociferaciones ante la más fiel representación de la vida y de la muerte; que por la realidad misma constituida en la ignorancia, la impunidad y el terrorismo, se difumina la posibilidad de entablar un debate con un anti-taurino más o menos competente en el tema. De esta manera, entiendo a la perfección que no se puede amar lo que no se comprende, y no juzgo a los anti-taurinos. Simplemente, los compadezco por no ser sensiblemente distintos a los demás, por no complacerse frente al encanto de la lucha por sobrevivir, lo frágil del cuerpo humano, la perfección de la muerte digna y el carácter brutal pero artístico de la Tauromaquia.

Por otra parte, en ningún momento me declaro como la taurina más acertada en el tema, ni mucho menos a la que no se le escapa ningún detalle, tampoco tengo la magnífica capacidad de predecir un segundo antes lo que ocurrirá en el ruedo. Sin embargo, considero que esta pasión la llevo en la sangre, y que los inicios de mi veneración por la fiesta brava no es más que una cuestión de tradición. Mentiría al decir que no me parecía aberrante a mis ocho años de edad ver como un indefenso toro era brutalmente asesinado y peor aún, observar a mi padre y a una multitud entera regocijarse de este hecho. Pero el tiempo transcurre, y tras ver pasar por Cañaveralejo año tras año sin falta a los más grandes, paulatinamente entendí que la fiesta brava desde un punto de vista violento no tiene sentido. Ya que, esto instantáneamente conlleva a tocar asuntos moralistas, generando de esta manera una controversia de lecciones éticas y de la vida privada, elementos los cuales no deberían jugar ningún papel relevante.

Ahora entonces, defiendo sin pensarlo más de un segundo la fiesta brava y la tradición cultural que nos representa a muchos. De esta manera, traigo a colación que por el hecho de amar a los animales es que amo las corridas de toros ¿Qué clase de pueril relación tienen estos dos aspectos? Pensarían los anti-taurinos. Pues bien, a aquellos supuestos indignados animalistas, debería  concernirles por lo menos un poco, que si no hay Tauromaquia, esto implica directamente la desaparición del toro bravo. Demostrando así, que los reclamos a oído sordo de los detractores del Toreo solo son el llamado a la evaporación de una Especie, una Celebración y un Arte en donde la suerte del Torero está sometida al Toro, faena que se da al compás del paso doble y las palmas de los tendidos.

En conclusión, apoyo el Arte indiscutible del Toreo y todo lo que implica, desde el paseíllo de las Amazonas hasta el cambio de espada y el doblar del Toro. Igualmente, estoy convencida que ningún reclamo hipócrita  y amoral de un anti-taurino tendrá bases lo suficientemente sólidas para hacerme cambiar de opinión. Por último, asevero que disfruto la muerte digna del  Toro de lidia en el ruedo y más aún, el trasfondo cultural que esto envuelve. 

Nathalia Zúñiga Garzón 
Contacto: nzuniga77@javerianacali.edu.co


jueves, 19 de abril de 2012

Saludo de Bienvenida


SALUDO DE BIENVENIDA

Para el equipo organizador del Debate "Tan Odiada y Amada: Debatimos sobre la Fiesta Brava" es un honor que la comunidad de la ciudad de Santiago de Cali participe de éste tipo de iniciativas que pretenden impulsar en la ciudadanía, especialmente en el ámbito juvenil, la participación activa mediante un evento que garantiza el libre desarrollo de la personalidad. Oportunidad para contribuir con la transformación social que tanto aguardamos y que sólo se alcanza en la medida en que trabajemos unidos encauzados hacia la meta. 

En ésta ocasión de nuevo la Pontificia Universidad Javeriana Cali conciente de la importancia de abrir las puertas al debate en torno a temáticas de interés general en las que se promueva la participación de la población infantil y juvenil; favorece con este espacio la deliberación argumentada, seria y coherente alrededor de temas que en la actualidad generan controversia. Por tal razón, en cabeza de la carrera de Ciencia Política quien oficia como líder innato de ésta iniciativa se da paso a un evento sin lugar a dudas atractivo y que estamos seguros dará de que hablar. 

Es importante aclarar además que el direccionamiento de la iniciativa está en función del enfoque que su Secretario General desea imprimir, es por ello que este espacio se abre sin la idea de crear algún tipo de polarización a favor o en contra de una posición en específico, pues sus fines lo que consagran es velar por promover en nuestra ciudad de Santiago de Cali la iniciativa de propender por construir y emitir posiciones en relación con aspectos de discusión nacional, de tal manera que se motive a informarse sobre los mismos cuando de expresar una opinión se trata; radicando allí la relevancia de la organización de este tipo de eventos. Nuestro ideal es que éste sea participativo, imparcial, representativo e incluyente de tal manera que las posiciones que allí se expresen sean la imagen de lo que a gran escala se discute en la sociedad.

Es imperante entender que de la dedicación, esfuerzo y convicción que se le otorgue a las respectivas ponencias se develará el impacto que se genere en la sociedad. Por supuesto, entendemos que no es tarea fácil pero es deber de los ciudadanos convencer a sus semejantes sobre la importancia de defender y creer en sus ideales, con la razón y el corazón armonizados. 

Cordialmente
Sebastián Alejandro Jaramillo V 
Secretario General 


                       LANZAMIENTO AFICHE DEBATE TAURINO 



sábado, 14 de abril de 2012

Columna de Vargas Llosa



Les comparto ésta interesante columna del premio nobel de literatura Mario Vargas Llosa publicada el 18 de Abril de 2010 en el Diario El Comercio de Perú. 
Plantea valiosos elementos de discusión, esperamos sus comentarios. 

Columna de Vargas Llosa: Torear y otras maldades


“Lo que no es tolerable es la prohibición, algo que me parece tan abusivo y tan hipócrita como sería prohibir comer langostas o camarones con el argumento de que no se debe hacer sufrir a los crustáceos (pero sí a los cerdos, a los gansos y a los pavos”
El intento de prohibir las corridas de toros en Barcelona ha repercutido en medio mundo y, a mí, me ha tenido polemizando en las últimas semanas en tres países en defensa de la fiesta ante enfurecidos detractores de la tauromaquia. La discusión más encendida tuvo lugar en la noche de Santo Domingo —una de esas noches estrelladas, de suave brisa, que desagravian al viajero de la canícula del día—, en el corazón de la Ciudad Colonial, en la terraza de un restaurante desde la que no se veía el vecino mar, pero si se lo oía.
Alguien tocó el tema y la señora que presidía la mesa y que, hasta entonces, parecía un modelo de gentileza, inteligencia y cultura, se transformó. Temblando de indignación, comenzó a despotricar contra quienes gozan en ese indecible espectáculo de puro salvajismo, la tortura y agonía de un pobre animal, supervivencia de atrocidades como las que enardecían a las multitudes en los circos romanos y las plazas medievales donde se quemaba a los herejes. Cuando yo le aseguré que la delicada langosta de la que ella estaba dando cuenta en esos mismos momentos y con evidente fruición había sido víctima, antes de llegar a su plato y a sus papilas gustativas, de un tratamiento infinitamente más cruel que un toro de lidia en una plaza y sin tener la más mínima posibilidad de desquitarse clavándole un picotazo al perverso cocinero, creí que la dama me iba a abofetear. Pero la buena crianza prevaleció sobre su ira y me pidió pruebas y explicaciones.
Escuchó, con una sonrisita aniquiladora flotándole por los labios, que las langostas en particular, y los crustáceos en general, son zambullidos vivos en el agua hirviente, donde se van abrasando a fuego lento porque, al parecer, padeciendo este suplicio su carne se vuelve más sabrosa gracias al miedo y el dolor que experimentan. Y, sin darle tiempo a replicar, añadí que probablemente el cangrejo, que otro de los comensales de nuestra mesa degustaba feliz, había sido primero mutilado de una de sus pinzas y devuelto al mar para que la sobrante le creciera elefantiásicamente y de este modo aplacara mejor el apetito de los aficionados a semejante manjar. Jugándome la vida —porque los ojos de la dama en cuestión a estas alturas delataban intenciones homicidas— añadí unos cuantos ejemplos más de los indescriptibles suplicios a que son sometidos infinidad de animales terrestres, aéreos, fluviales y marítimos para satisfacer las fantasías golosas, indumentarias o frívolas de los seres humanos. Y rematé preguntándole si ella, consecuente con sus principios, estaría dispuesta a votar a favor de una ley que prohibiera para siempre la caza, la pesca y toda forma de utilización del reino animal que implicara sufrimiento. Es decir, a bregar por una humanidad vegetariana, frutariana y clorofílica.
Su previsible respuesta fue que una cosa era matar animales para comérselos y así poder sustentarse y vivir, un derecho natural y divino, y otra muy distinta matarlos por puro sadismo. Inquirí si por casualidad había visto una corrida de toros en su vida. Por supuesto que no y que tampoco las vería jamás aunque le pagaran una fortuna por hacerlo. Le dije que le creía y que estaba seguro que ni yo ni aficionado alguno a la fiesta de los toros obligaría jamás ni a ella ni a nadie a ir a una corrida. Y que lo único que nosotros pedíamos era una forma de reciprocidad: que nos dejaran a nosotros decidir si queríamos ir a los toros o no, en ejercicio de la misma libertad que ella ponía en práctica comiéndose langostas asadas vivas o cangrejos mutilados o vistiendo abrigos de chinchilla o zapatos de cocodrilo o collares de alas de mariposa. Que, para quien goza con una extraordinaria faena, los toros representan una forma de alimento espiritual y emotivo tan intenso y enriquecedor como un concierto de Beethoven, una comedia de Shakespeare o un poema de Vallejo. Que, para saber que esto era cierto, no era indispensable asistir a una corrida. Bastaba con leer los poemas y los textos que los toros y los toreros habían inspirado a grandes poetas, como Lorca y Alberti, y ver los cuadros en que pintores como Goya o Picasso habían inmortalizado el arte del toreo, para advertir que para muchas, muchísimas personas, la fiesta de los toros es algo más complejo y sutil que un deporte, un espectáculo que tiene algo de danza y de pintura, de teatro y poesía, en el que la valentía, la destreza, la intuición, la gracia, la elegancia y la cercanía de la muerte se combinan para representar la condición humana.
Nadie puede negar que la corrida de toros sea una fiesta cruel. Pero no lo es menos que otras infinitas actividades y acciones humanas para con los animales, y es una gran hipocresía concentrarse en aquella y olvidarse o empeñarse en no ver a estas últimas. Quienes quieren prohibir la tauromaquia, en muchos casos, y es ahora el de Barcelona, suelen hacerlo por razones que tienen que ver más con la ideología y la política que con el amor a los animales. Si amaran de veras al toro bravo, al toro de lidia, no pretenderían prohibir los toros, pues la prohibición de la fiesta significaría, pura y simplemente, su desaparición. El toro de lidia existe gracias a la fiesta y sin ella se extinguiría. El toro bravo está constitutivamente formado para embestir y matar y quienes se enfrentan a él en una plaza no solo lo saben, muchas veces lo experimentan en carne propia.
Por otra parte, el toro de lidia, probablemente, entre la miríada de animales que pueblan el planeta, es hasta el momento de entrar en la plaza, el animal más cuidado y mejor tratado de la creación, como han comprobado todos quienes se han tomado el trabajo de visitar un campo de crianza de toros bravos.
Pero todas estas razones valen poco, o no valen nada, ante quienes, de entrada, proclaman su rechazo y condena de una fiesta donde corre la sangre y está presente la muerte. Es su derecho, por supuesto. Y lo es, también, el de hacer todas las campañas habidas y por haber para convencer a la gente de que desista de asistir a las corridas de modo que estas, por ausentismo, vayan languideciendo hasta desaparecer. Podría ocurrir. Yo creo que sería una gran pérdida para el arte, la tradición y la cultura en la que nací, pero, si ocurre de esta manera —la manera más democrática, la de la libre elección de los ciudadanos que votan en contra de la fiesta dejando de ir a las corridas— habría que aceptarlo.
Lo que no es tolerable es la prohibición, algo que me parece tan abusivo y tan hipócrita como sería prohibir comer langostas o camarones con el argumento de que no se debe hacer sufrir a los crustáceos (pero sí a los cerdos, a los gansos y a los pavos). La restricción de la libertad que ello implica, la imposición autoritaria en el dominio del gusto y la afición, es algo que socava un fundamento esencial de la vida democrática: el de la libre elección. La fiesta de los toros no es un quehacer excéntrico y extravagante, marginal al grueso de la sociedad, practicado por minorías ínfimas. En países como España, México, Venezuela, Colombia, Ecuador, el Perú, Bolivia y el sur de Francia, es una antigua tradición profundamente arraigada en la cultura, una seña de identidad que ha marcado de manera indeleble el arte, la literatura, las costumbres, el folclor, y no puede ser desarraigada de manera prepotente y demagógica, por razones políticas de corto horizonte, sin lesionar profundamente los alcances de la libertad, principio rector de la cultura democrática.
Prohibir las corridas, además de un agravio a la libertad, es también jugar a las mentiras, negarse a ver a cara descubierta aquella verdad que es inseparable de la condición humana: que la muerte ronda a la vida y termina siempre por derrotarla. Que, en nuestra condición, ambas están siempre enfrascadas en una lucha permanente y que la crueldad —lo que los creyentes llaman el pecado o el mal— forma parte de ella, pero que, aún así, la vida es y puede ser hermosa, creativa, intensa y trascendente. Prohibir los toros no disminuirá en lo más mínimo esta verdad y, además de destruir una de las más audaces y vistosas manifestaciones de la creatividad humana, reorientará la violencia empozada en nuestra condición hacia formas más crudas y vulgares, y acaso nuestro prójimo. En efecto ¿para qué encarnizarse contra los toros si es mucho más excitante hacerlo con los bípedos de carne y hueso que, además, chillan cuando sufren y no suelen tener cuernos?

Frase del día

"El que nunca intenta tomar la iniciativa corre el riesgo de convertirse en esclavo de sus miedos"
Sebastián A. Jaramillo Villavicencio 

Convocatoria


RECUERDEN: Está abierta la convocatoria hasta el día Viernes 27 de Abril para seleccionar los dos estudiantes que conformarán los equipos respectivos del debate taurino “Tan Odiada y Amada: Debatimos sobre la Fiesta Brava”. 

       
Oleo pintor colombiano Diego Ramos                                                                Símbolo Antitaurino 
                                                                     

APERTURA DE CONVOCATORIA PARA ESTUDIANTES QUE CONFOMARAN EQUIPOS RESPECTIVOS DEL DEBATE TAURINO


APERTURA DE CONVOCATORIA PARA ESTUDIANTES QUE CONFOMARÁN EQUIPOS RESPECTIVOS DEL DEBATE TAURINO

Desde este momento se abre la convocatoria para seleccionar los dos estudiantes universitarios de las carreras de Derecho o Ciencia Política de la Universidad Javeriana encargados de conformar los dos equipos constituyentes del debate taurino “Tan Odiada y Amada: Debatimos sobre la Fiesta Brava” que se llevará a cabo el día 08 de Mayo desde las 9 hasta las 12 de la mañana en el auditorio Almendros de este alma máter. Iniciativa liderada por el estudiante javeriano de Ingeniería Industrial y Ciencia Política, Sebastián Alejandro Jaramillo Villavicencio, proyecto que por supuesto cuenta con el apoyo de la dirección de la carrera de Ciencia Política en cabeza del Doctor Luis Alejandro Arévalo.

Los siguientes son los requisitos para que los estudiantes que deseen hacer parte de estos equipos se puedan postular:

-  Estar matriculado actualmente en las carreras de Derecho o Ciencia Política en la Universidad Javeriana.
-   Tener completa disponibilidad para asistir al evento en la fecha y horario establecidos.
- Contar con un alto nivel de voluntad y responsabilidad para asumir el compromiso como participante en el respectivo equipo del debate.  
-  REDACTAR un texto de máximo una (1) página de extensión en el que exponga de manera clara, objetiva y coherente los argumentos que hacen que asuma una posición, a favor o en contra, de la fiesta brava y todo el mundo que la misma incorpora. En el mismo, debe aparecer el nombre del estudiante, carrera, semestre y medios para su contacto.
El texto redactado deberá ser enviado a más tardar el día LUNES 30 de ABRIL. Fecha en que se llevará a cabo el cierre de la convocatoria.
-       - El texto redactado deberá ser enviado a por lo menos uno de los siguientes correos


Cada uno de éstos será subido por parte del equipo organizador, en el blog del Debate debatetaurino.blogspot.com para que además se convierta en fuente de retroalimentación y comunicación con toda la comunidad interesada.

Tengan en cuenta que cada uno de los equipos, a favor y en contra de la fiesta brava, estará conformado por tres integrantes. Son estos: Un representante de una organización juvenil con determinada posición frente a la tauromaquia, un profesor universitario y un estudiante de la Universidad Javeriana, siendo la escogencia de éste último el motivo por el cual abrimos ésta convocatoria.

Por último, de todos los textos enviados se eligirá el que mejor cumpla con los requisitos establecidos y mencionados, para que de tal modo, el estudiante entre a conformar el respectivo equipo.

Muchas Gracias
Sebastián Alejandro Jaramillo Villavicencio



miércoles, 11 de abril de 2012

Frase del día

"Que la principal arma de defensa sean nuestras palabras acompañadas de argumentos, nuestra voz cargada de convicciones e ideales"

Sebastián A. Jaramillo V

La Fiesta Brava tiene un actor principal: El Toro de Lidia; sobre el trato que este recibe gira gran parte de la polémica 

martes, 3 de abril de 2012

SALUDO DE BIENVENIDA

SALUDO DE BIENVENIDA

Para el equipo organizador del Debate "Tan Odiada y Amada: Debatimos sobre la Fiesta Brava" es un honor que la comunidad de la ciudad de Santiago de Cali participe de éste tipo de iniciativas que pretenden impulsar en la ciudadanía, especialmente en el ámbito juvenil, la participación activa mediante un evento que garantiza el libre desarrollo de la personalidad. Oportunidad para contribuir con la transformación social que tanto aguardamos y que sólo se alcanza en la medida en que trabajemos unidos encauzados hacia la meta. 

En ésta ocasión de nuevo la Pontificia Universidad Javeriana Cali conciente de la importancia de abrir las puertas al debate en torno a temáticas de interés general en las que se promueva la participación de la población infantil y juvenil; favorece con este espacio la deliberación argumentada, seria y coherente alrededor de temas que en la actualidad generan controversia. Por tal razón, en cabeza de la carrera de Ciencia Política quien oficia como líder innato de ésta iniciativa se da paso a un evento sin lugar a dudas atractivo y que estamos seguros dará de que hablar. 

Es importante aclarar además que el direccionamiento de la iniciativa está en función del enfoque que su Secretario General desea imprimir, es por ello que este espacio se abre sin la idea de crear algún tipo de polarización a favor o en contra de una posición en específico, pues sus fines lo que consagran es velar por promover en nuestra ciudad de Santiago de Cali la iniciativa de propender por construir y emitir posiciones en relación con aspectos de discusión nacional, de tal manera que se motive a informarse sobre los mismos cuando de expresar una opinión se trata; radicando allí la relevancia de la organización de este tipo de eventos. Nuestro ideal es que éste sea participativo, imparcial, representativo e incluyente de tal manera que las posiciones que allí se expresen sean la imagen de lo que a gran escala se discute en la sociedad.

Es imperante entender que de la dedicación, esfuerzo y convicción que se le otorgue a las respectivas ponencias se develará el impacto que se genere en la sociedad. Por supuesto, entendemos que no es tarea fácil pero es deber de los ciudadanos convencer a sus semejantes sobre la importancia de defender y creer en sus ideales, con la razón y el corazón armonizados. 

Cordialmente
Sebastián Alejandro Jaramillo V 
Secretario General