jueves, 26 de abril de 2012

En defensa de la Tauromaquia

Nuestro Debate Taurino vincula jóvenes y adultos alrededor de una temática controversial. Por ello, en ésta ocasión el Señor Pablo Guerrero nos comparte su aporte, destacando que el mismo fue  enviado semanas atrás al Periódico El País. Agradecemos al autor y los motivamos a que se animen a escribir sobre un tema que genera amores y desamores. 



 Un espectáculo alrededor de la vida
Por: Pablo Guerrero C

“Muy probablemente la muerte es la mejor invención de la vida.” O también: “Recordar que van a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que tienen algo que perder. Así no hay ninguna razón para no seguir a su corazón.” Son frases de Steve Jobs en su famoso discurso de Stanford. Dramáticamente simples para evidenciar que es la muerte la que le da el sentido a la vida. Es saber que nos vamos a morir lo que nos hace soñar, luchar, crear e incluso hasta tratar de trascender. Es la muerte la que nos hace vivir.

El máximo nivel de este sentido de la vida es precisamente cuando se llega al punto de arriesgar la vida o incluso ofrecerla por aquello que valió nuestra existencia. Nada mas fuerte, nada mas puro, nada mas libre, nada mas sublime que ese sentido de la vida que fue capaz de llegar hasta la muerte. Ese astronauta que arriesgó por conquistar la luna, ese bombero que ofrendó su vida salvando una persona o ese militar que murió defendiendo su patria. No pudieron vivir mas.  Es que mas vida que esa no se puede. Son las personas que han dado todo las que han marcado la diferencia en múltiples campos como la ciencia, el arte, la literatura, la música y demás.

En el arte si que es cierto.  Es maravilloso pararse ante un Picasso. El arte de los que vivieron a plenitud llega al alma. Murió hace años y sigue vivo.  Lo mismo pasa con muchos: Mozart, Beethoven, Velazquez, Queen, ABBA, y demás. Sin embargo, en ninguna de las artes esta tan presente este sentido de la vida como en la tauromaquia.

Empezando porque es arte que se crea entre dos y por eso requiere una relación especial.  Esa relación de toro y torero difícil de entender pero tan real. Esa relación en donde ambos saben que existen únicamente gracias a las corridas de toros. Esa relación en la cuál ambos están dispuestos a morir y sin embargo, no son enemigos. Son cómplices y entre los dos se han puesto de acuerdo para crear esa obra de arte por la cuál valió la pena su existencia.

Solo con esta relación se puede crear arte arriesgando la vida. Solo así desaparece el miedo y se puede torear tan despacio y tan lindo.  Solo así llegan esas faenas en donde toro y torero parecen bailando acompasados en una armonía que hace llorar de emoción. Es tan bello y tan suave lo que están creando juntos que a la violencia le da pena presentarse y el peligro no aparece. Se siente tanto la vida que a nadie le importa estar cerca de la muerte. Ningún arte mas real. Es un espectáculo alrededor de la vida.

Y en donde más claro el sentido de la vida sino en una faena. Una faena que en menos de 20 minutos ya no existe.  Se acabó y no vuelve nunca más. He ahí el grado sumo de su valor. Esa obra que crearon Manzanares y aquel toro de Ernesto González, esa belleza de faena inolvidable ya no está. Como diría la propaganda, Un Picasso vale 5 millones de dólares, un disco de Juanes en itunes vale $20,000, pero haber estado en Cañaveralejo ese 2 de enero de 1986, no tiene precio.

Una pena lo que está viviendo la tauromaquia en la actualidad. Una pena que la política juegue con algo que debería ser patrimonio cultural de la humanidad. Que fácil es agitar esa bandera de la protección de los animales para en realidad truncar esa libertad, esa capacidad de crear y de sentir que es la verdadera vida. Duele pensar que estos movimientos por acabar la tauromaquia terminen por extinguir una especie de toros hermosos que únicamente existen por las corridas. Confiemos en que al final triunfe la vida.

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